¡Hola! Soy Marga, la persona detrás de este proyecto, y he creado este espacio para, además de compartir mi pasión por el tejido, darte ideas y mostrarte los proyectos que van surgiendo de mi creatividad. Por eso quiero compartir contigo un poquito sobre lo que soy, lo que hago y por qué lo hago.
Mis inicios
Bueno, como muchas otras tejedoras, empecé a tejer de niña, porque mi madre y mi abuela lo hacían y en casa era algo muy habitual. Recuerdo con mucho cariño esas tardes de otoño en las que mi abuela sacaba sus lanas y nos preguntaba a mí y mis hermanas si queríamos que nos hiciera un jersey, qué lana nos gustaba más, elegíamos el diseño… ¡Era tan divertido y motivador! Además, iba viendo el progreso del tejido que ella estaba haciendo para mí y me hacía sentir especial. Me pedía probármelo y me encantaba pensar que pronto podría estrenarlo. Esa es la sensación que después experimenté, pero tejido por mí misma.
No sé bien en que momento le pedí que me enseñara, o puede que mi madre me motivara a hacerlo, en una de esas tardes eternas en las que no sabía qué hacer, pero empecé a tejer de niña y estoy casi segura que fue con dos agujas. En aquel tiempo mi abuela tejía ganchillo, pero lo hacía con hilo muy fino y sus agujas eran delgadas, por lo que creo que no hice ganchillo hasta más mayor.
Pero no solo me dedicaba al tejido, las artes plásticas me encantaban, pintar, dibujar y cualquier manualidad que estuviera a mi alcance, también tuve épocas en las que me encantaba bordar a punto de cruz.
Creo que tanto yo como mis hermanas tuvimos mucha suerte en tener una infancia llena de actividades para expresarnos, conectar entre nosotras, inspirarnos y conectar con lo que nos rodeaba.
Todo lo que he hecho me ha llevado a lo que ahora soy
Al crecer, esta pasión me llevó a estudiar Artes Gráficas y a dedicarme al diseño gráfico. La verdad que me costó bastante decidir qué estudiar, y ahora entiendo que era muy creativa y decidirme no fue fácil, pero siempre he pensado que elegí lo que tenía que elegir y que todo me ha llevado a la persona que ahora soy.
Con el tiempo y aunque disfrutaba de mi trabajo, también descubrí que el día a día a veces puede llegar ser muy estresante y en medio de las mil tareas de la vida de una madre trabajadora, cada vez valoraba más los momentos en los que podía tomar mi crochet y crear.
Un camino de cambio y transformación
Hubo un momento de cambio en mi vida, cuando una crisis me llevó a cuestionar mi propósito y dirección. La ansiedad estaba presente en mi vida, y me atraían cada vez más las terapias holísticas. Entonces, recibí la invitación a un taller de Reiki de una terapeuta a quien ya conocía. Me apunté al taller sin pensarlo y eso fue un antes y un después para mí.
Ese taller me aportó una herramienta increíble para encontrar paz y bienestar tanto para mí como para mi familia. Hoy en día, el Reiki y la meditación se han convertido en prácticas muy reconfortantes en mi vida, aunque reconozco que no las practico todo lo que me gustaría.
En este proceso de autodescubrimiento, me di cuenta de que mi amor por el tejido era mucho más que una conexión con la tradición; El crochet es, para mí, una forma de meditación.
El Tejido como meditación
El crochet me ha traído tantas cosas buenas que no sé si sería capaz de explicarlas todas. Una de ellas, es que en medio del ajetreo, del ritmo acelerado de pertenecer a una sociedad cada vez más exigente, siempre encuentro un momento para sentarme y desconectar de todo tejiendo. Tejiendo puedo estar en mi momento y estar presente en la actividad que estoy haciendo, dejar que mis pensamientos fluyan y entender o ver las cosas desde otro lado, más amable, más tranquilo.
Cuando empecé a enseñar a tejer
Esos momentos de tejido en soledad a veces te llevan a pasar demasiados ratos contigo misma, puedes llegar a sentirte sola, si no conoces a nadie que comparta tu misma afición. Por eso es muy importante y me di cuenta de que era muy bueno estar en una comunidad de tejido donde encontrar inspiración, nuevos proyectos, aprender nuevas técnicas, por eso para mí fueron tan importantes las redes sociales.
Con todos esos conocimientos, los que adquirí en mi infancia y juventud, con mi gran maestra, mi abuela y con todo lo que aprendí y aprendo día a día en las redes, pensé que era momento de empezar a compartir y empecé a dar clases presenciales, donde en cada encuentro tengo la oportunidad de aprender y de conocer a personas maravillosas con quienes intercambiar ideas, técnicas, alegría y buenos momentos de comunidad.
Poco a poco empecé a devolver también lo aprendido a las redes y a darme a conocer, para poder hacer llegar la conexión que tenemos en las clases presenciales, pero de forma online. Esa conexión puede ser profundamente sanadora y alegre. Así que decidí crear un espacio virtual, Crochet y Calma, para que esta comunidad y estos momentos de crecimiento y paz estén al alcance de muchas más personas.
En este momento somos una comunidad que nos apoyamos, nos motivamos con nuevos proyectos y compartimos momentos de crochet juntas.
Si te gustaría unirte puedes hacerlo aquí